Las tabas
Una taba es simplemente un astrágalo, es decir un huesecillo de las patas de las ovejas, corderos y carneros, que desde hace miles de años ha venido empleándose para jugar.
Las excavaciones arqueológicas han proporcionado numerosos testimonios de tabas desgastadas por un uso continuo; también en una escultura griega conservada en el Museo de Berlín puede observarse a una mujer jugando con tabas. Y es que, según parece, hasta la invención de los dados, fabricados de marfil u otro material, las tabas, que también tienen seis caras y todas distintas, eran empleadas en todo tipo de juegos, incluidos los de azar.
Hasta hace no muchos años las tabas fueron probablemente el juego más practicado por las niñas, especialmente, durante los largos días del otoño y el invierno.
Todas las niñas tenían su pequeña colección de tabas que iban consiguiendo poco a poco, cada vez que en casa se comía un cordero o una oveja. A veces había auténticas riñas entre hermanas por conseguir el preciado huesecillo, al que, una vez extraída la carne, había que limpiar y curar. Cuentan que antiguamente colocaban la taba cerca de un hormiguero para que las hormigas comieran todos los restos y quedase una taba perfecta. También sabemos que en ocasiones las tabas se teñían con anilina u otra sustancia para mejorar su aspecto.
La taba tiene cuatro posiciones distintas, cada una de las cuales recibe un nombreTabas distinto. En cada zona, a veces en cada pueblo, esas posiciones reciben nombres diferentes; en Felechas se llamaban «huito», «culito», «correa» y «chicha».
Aunque en otros lugares se juega con cinco tabas y hay formas muy distintas de hacerlo, en Felechas se jugaba habitualmente con doce tabas y una «pita» (una piedrecita que en algunos sitios llaman «pitón» o «pitona»). Se trata de un juego exclusivamente femenino, que solía practicarse en cualquier lugar llano, generalmente en las puertas de las casas, a la abrigada, pero también en el interior, con las participantes de rodillas o sentadas en el suelo.
Para comenzar se cogen las doce tabas entre ambas manos y se lanzan. Al caer al suelo lo harán cada una de un lado y comienza el juego. Se tira la pita al aire y antes de recogerla, sin dejar que cayera al suelo, se cogía una taba del suelo y tambien la pita. Como eran 12 tabas, había que tomar 3 en cada una de las posiciones señaladas (3 en «huito», 3 en «culito»…) y por dicho orden; en caso de que no hubiera tres en una determinada postura, se realizaba un lanzamiento para darla la vuelta, cogiéndola en el siguiente.
Cuando la pita caía al suelo se perdía el turno y jugaba la siguiente. También se perdía el turno cuando no se recogía ninguna taba o ésta no era de la posición correspondiente.
Ganaba aquella participante que lograba recoger las 12 tabas, lo cual era basta dificultoso.
Se practicaba también, a veces, un juego prácticamente idéntico a las tabas, pero empleando piedras, que denominaban «PITAS».