Patada al bote
Para practicar este juego hace falta únicamente un bote, que se rellena de piedras menudas y cuya tapa se aplasta para que no se salgan las piedras, de forma que al agitarlo o darlo una patada suene como un auténtico sonajero.
Se hace un círculo en el suelo y dentro se coloca el bote. El que pone va golpeando con el bote en el suelo y cuenta hasta cincuenta, mientras los demás van a esconderse.
Si el que pone descubre a alguno, golpea con el bote en el suelo tres veces y grita el nombre del descubierto. Si alguno de los escondidos logra burlar la vigilancia del que pone y consigue dar una patada al bote, los que estaban dados quedan libres y el que pone, después de recoger el bote, empieza a contar de nuevo y a intentar descubrir a los escondidos. Sólo dejará su puesto cuando consiga localizar a todos o a un número prefijado si participan muchos.